Independencia del hogar materno
Por Minerva González Germosén
Los hijos son vistos como productos del amor, bendiciones del Señor asegura Salomón, que convierten a los padres en seres más sensibles, solidarios y tolerantes. Su nacimiento puede ser una experiencia maravillosa que desencadene una tormenta de sentimientos en los progenitores. Considerados como préstamos realizados por Dios para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, por quienes somos capaces de cambiar nuestros defectos, para así poder modelarles los mejores ejemplos, afirma José Saramago.
A pesar que durante la infancia necesitan de la protección y el cuidado de los padres al llegadar a la madurez es casi obligatorio independizarse del seno familiar. Esto con el fin de aprender a tomar decisiones sin su aprobación, Además, aprender a vivir sin que se le tracen pautas, enfrentar las consecuencias de sus actuaciones, responsabilizándose de sus necesidades básicas, sentirse plenamente un adulto capaz de resolver sus dificultades.
La adultez es una etapa en que el individuo requiere de libertad para iniciar los proyectos que ha planeado según la psicóloga Nathaly Duenas Lopez; en la que se asume con conciencia sus actos, donde se aprende a tomar iniciativas propias y control de su vida emotiva, con objetividad en sus ideas. Momento en que se debe elegir su espacio para habitar y ambientarlo acorde a sus gustos y posibilidades económicas.
¿Realmente es beneficioso para la familia propiciar la independencia del seno materno en la madurez?
Sin embargo, aunque separse de los hijos puede ocasionar tristeza, ambas partes deben sobreponerse y asumir que todo ser es libre y ninguno es propiedad del otro. Los padres tienen comprender que los hijos vienen a través de ellos, pero que son de la vida asegura Khalil Gibran y que por lo tanto en algún momento deben partir hacia otros horizontes a terminar de construir su futuro aunque este se divorcie de los valores que pretendimos fomentar en ellos.
En fin, la independencia del seno familiar permite a los padres evaluar la formación que dieron a su hijo, comprobar si realmente maduraron al tomar las mejores decisiones. Observar si actuan con sensatez ante las dificultades que trae la cotidianidad, sentirse y comportarse como un adulto capaz de enfrentar los nuevos retos que le depare la vida. Y tener la oportunidad de encontrarse a reir y disfrutar de los bellos recuerdos que guarda como un tesoro durante su crecimiento.
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